GRAFFACÉTICO
Mezcla de lo natural y artificial, paisajes nativos recuerdo
del Perú como la pampa y el San Pedro, como las chozas y los cerros, los soles
que queman y los pájaros libres vuelan.
Un tigre para la fuerza y agilidad que nos falta, un
camaleón sinónimo de colores que resaltan.
Cielos estrellados, soleados y especiales, para salir de lo monótono
y hacerlo diferente y entretenido, la flora típica adaptada a nuevos tiempos y
ciudades, ríos y mares que nos recuerda la época en la que estamos y como
vivimos. Contrastes no solidarios.
Focos de luces y vivos colores acentúan la vida de lo
añorado. Pocas sombras, y casi nada gris, ya que así es el periodo que pasamos.
Herramientas básicas de un escritor de graffiti de raza,
rotuladores, aerosoles y plantillas son las armas que utiliza para la ejecución
de sus deberes. Como nota decir que casi día a día le pasan por la cabeza
formas, trazos y colores.
Al mal tiempo, buena cara… Eso nos quiere decir el Graffiti
de Krudel Lainez cargando de libertad, espontaneidad, facilidad y soltura, en
su serie de “Graffacético”.
El Graffiti de su vida, que le hizo hacerse adulto
lentamente, le enturbiaba la cabeza siempre, no le dejaba ver lo que ocurría en
la sociedad hasta sorprenderse. Inocente absorbido por su realidad de tapar con
color la frialdad de los muros de su ciudad. Urbano de arte, rural de
pensamiento en lo cotidiano y simple de formas, desentonan en su supervivencia
con locuras e intervenciones…
Ahora padre de familia, orgulloso y enamorado, gracias al
Graffiti de su vida…
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